El reto de gestionar la convergencia

Gestionar la convergencia se ha convertido en el reto de las empresas tecnológicas y hacerlo adecuadamente va a depender de nuestra capacidad para escuchar y comprender a los usuarios.

Las telecomunicaciones son un elemento esencial para el desarrollo social y económico. Es de todos conocido que hoy más que nunca la infraestructura de comunicaciones es el sistema nervioso de la sociedad. Las telecomunicaciones son una fuente de ventajas económicas, puesto que aumentan la velocidad, precisión y tratamiento de la información, su capacidad de almacenamiento, la flexibilidad de la organización de la producción en forma de red, así como la transmisión de la información.

La revolución digital también abre nuevas perspectivas en la vida cotidiana, en particular, en cuanto al acceso a la formación y al conocimiento, la organización del trabajo, la salud pública y el ocio. Internet es la punta de lanza de ese gran cambio económico, tecnológico y social, que ha hecho posible la globalización de los mercados, la deslocalización de las empresas y la cultura digital.

Por todo ello, es indudable que las cosas están cambiando a una velocidad endiablada y eso crea un entorno muy interesante para trabajar en el sector de las telecomunicaciones. Y una de las claves fundamentales para poder gestionar con éxito en este entorno tan competitivo es unir con eficacia dos variables: el respeto por el pasado y la esperanza en el futuro. Pero hay que hacerlo recordando que cuando señalas con un dedo hacia delante hay tres que miran hacia atrás y que el futuro no viene dado ni tiene un destino previamente escrito, sino que depende de lo que hagamos en el presente.

Y lo que deberíamos estar haciendo, -no es quejarnos sobre situaciones y circunstancias puntuales- sino que deberíamos preocuparnos más por saber qué es lo que la gente quiere, por la innovación o por hacer cosas nuevas y útiles para los clientes. En el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones esto consiste en sorprender al usuario.

Pero los consumidores son cada vez más difíciles de asombrar. Uno de los pilares básicos de la capacidad de sorpresa de las empresas pasará por cómo gestionemos un proceso que está revolucionando los hábitos de consumo y de comportamiento de los ciudadanos y de las propias empresas: la convergencia tecnológica.

La convergencia realmente funciona y ya está en marcha. Las fronteras están desapareciendo: ¿Qué es fijo y qué es móvil? ¿Qué es una empresa de telecomunicaciones y qué es una de tecnologías de la información? ¿Qué es televisión y qué es un navegador de Internet?

Durante 2006 hemos asistido a diversos procesos que tienen en común la convergencia. Todos los servicios se prestan sobre una única red. Confluyen la voz, los datos, la imagen, el teléfono fijo y el móvil. Convergencia de las comunicaciones y la informática. Todo ello se está produciendo prácticamente a la vez y todos estos procesos tienen en común la confluencia de áreas de la tecnología que hasta ahora estaban separadas. Las fronteras se difuminan y está dando lugar a un nuevo espacio en el que todo converge de una manera cada vez más evidente.

Pero lo importante no es sólo que las cosas converjan o se integren y que el producto de una determinada empresa sea el mejor. Lo verdaderamente importante es que los consumidores lo perciban así y sepan como aprovecharlo.

La convergencia supondrá durante los próximos años algo muy simple: menos problemas. Ahora mismo, debemos memorizar contraseñas, códigos pin o debemos de aprender como se manejan un montón de aparatos y equipos. Y esto no es lo que quiere la gente. Los usuarios desean cosas sencillas: que las cosas funcionen sin necesidad de aprender un enorme manual de instrucciones o un solo mando a distancia para todo. Estas son cosa que marcan la diferencia.

Hasta ahora la tecnología nos ha dictado como debemos comportarnos. A partir de ahora, las cosas van a cambiar y nosotros vamos a poder ordenar a la tecnología cómo comportarse. Durante demasiado tiempo hemos estado encorsetados sin capacidad de innovar, cuando lo que la gente quiere es tener libertad para mezclar combinar y crear.

Y todo esto va a cambiar los modelos de negocio. Las empresas acabarán cediendo el poder al consumidor, ofreciéndole las herramientas necesarias para que cree un servicio personalizado, de forma que gran parte de la innovación llegará de la propia mano del consumidor. Y eso es bueno.

Pero ante este panorama, los operadores tendremos que establecer nuevas estrategias para responder al reto que supone no tener nunca más una barrera definida entre telefonía fija y móvil, sin olvidarse de aquellos planteados por la especialización, la convergencia de los servicios de voz y datos, y la capacidad para ofrecer una oferta más personalizada e innovadora que la competencia.

De esta manera, las operadoras debemos contar durante los próximos años con una arquitectura de comunicaciones flexible y escalable que pueda responder a los requerimientos de servicio demandados a través de cualquier vía de acceso; con la tecnología apropiada para desarrollar y ofrecer aquellos nuevos servicios que se vayan creando; y con una infraestructura capaz de proporcionar a los usuarios movilidad completa, independientemente de la red, del lugar y de la franja horaria en la que se encuentren.

Y es que los usuarios reclamarán en 2007 su necesidad de estar siempre conectados, la posibilidad de elegir entre una amplia variedad de servicios, una sola factura, y un punto común de servicio y gestión al cliente.

Esperamos que en pocos meses se acelere el proceso de convergencia. Este va a ser el punto de partida para una evolución que ya está teniendo lugar y que está redefiniendo la situación del mercado español de telecomunicaciones y BT España está siendo una de las empresas que lidera este cambio.

Nuestra aportación en España representa la consolidación de BT como referencia del sector de las telecomunicaciones, como una compañía que ha sabido evolucionar en función de las expectativas que ofrecía el mercado en cada momento. Nuestro compromiso con el mundo empresarial y el conjunto de los ciudadanos españoles ha sido siempre ofrecer el mejor servicio con la mejor calidad. Y es en esa estrategia donde nos hemos movido siempre, estructurando la oferta en virtud de la demanda de los distintos perfiles de los clientes a los que se dirige BT.

La tecnología, hoy, ha trascendido su cualidad de soporte de los procesos de negocio para pasar a ser la verdadera base de la lógica del negocio. Gracias a ella son posibles nuevas formas de comercio electrónico y la creación de servicios únicos y de valor añadido, únicos, personalizados y diferenciados del resto.

Gestionar la convergencia se ha convertido en el reto de las empresas tecnológicas y hacerlo adecuadamente va a depender de nuestra capacidad para escuchar y comprender a los usuarios. Aunque pueda parecer obvio, conviene no olvidar que conocer cuáles son las necesidades de nuestros clientes es imprescindible para poder desarrollar soluciones eficaces. Es posible que en algún momento no haya sido así, pero en el proceso de convergencia ya no cabe ninguna duda de que será la demanda la que determine cómo tiene que ser la oferta.

Luis Álvarez Satorre, Presidente de BT España

San Judas Tadeo